17 marzo, 2007

¿qué había antes del antes?



Gran parte de la comunidad científica considera como dato seguro que el universo y nosotros mismos venimos de una inconmensurable explosión -big bang- ocurrida hace cerca de 13.700 millones de años. Existe un último fósil de ese evento, verificado por la ciencia. En 1965 dos técnicos estadounidenses de la Bell Telephone Laboratories de New Jersey, Arno Penzias y Robert Wilson construyeron un aparato de microondas ultrasensible. Al probar el aparato, constataron que en él había un ruido que no podían limpiar. Venía uniformemente de todas las partes del universo, una onda bajísima de tres grados Kelvin.

¿Cuál era el origen de este ruido cósmico de fondo? Ellos y otros astrofísicos constataron que era el último eco de la gran explosión y el resto final que quedaba de la irradiación inicial. Tomando como referencia las galaxias más distantes que se alejan de nosotros a gran velocidad y cuya radiación roja nos está llegando ahora, concluyeron que tal hecho había ocurrido cerca de 13.700 millones de años atrás. Por este descubrimiento, Penzias y Wilson ganaron el premio Nóbel de física en 1978.

Es decir, nuestra edad no es la de nuestro nacimiento sino la del nacimiento del universo hace todos esos miles de millones de años, cuando estábamos potencialmente todos juntos allí con los demás seres del universo. Este dato sería, según algunos, el mayor descubrimiento realizado por la ciencia.

¿Qué había antes del big bang? Los cosmólogos sugieren que lo que había era el vacío cuántico, el estado de energía de fondo del universo, origen de todo lo que existe. Otros lo llaman abismo alimentador de todo ser. Condensación de él sería aquel puntito que primero se hinchó como un balón y después explotó dando origen tal vez, según la teoría de las cuerdas, a otros eventuales mundos paralelos. Pero el vacío cuántico, última realidad alcanzada por la microfísica, es todavía una realidad discernible. Es el antes. Pero ¿qué había antes de ese antes discernible?

En un programa de radio le preguntaron a Penzias qué había antes del big bang y del vacío cuántico. Él respondió: “No lo sabemos, pero razonablemente podemos decir que no había nada”. Inmediatamente llamó una oyente, irritada, acusando a Penzias de ateo. Él sabiamente respondió: “Señora, creo que usted no se ha dado cuenta de las implicaciones de lo que acabo de decir. Antes del big bang no había nada de lo que hoy existe. Si lo hubiera cabría preguntar: ¿de dónde vino?”. Sigue comentando que si había la nada y de repente empezaron a aparecer cosas, era señal de que Alguien las había sacado de la nada, y concluye diciendo que su descubrimiento podrá llevar a la superación de la histórica enemistad entre ciencia y religión.

Lo que podemos decir honradamente es que antes del antes había lo Incognoscible, lo Impenetrable, el Misterio. Pues bien, los nombres que las religiones atribuyen a aquello que llaman Dios o Tao, Yavé, Olorum o cualquier otra Entidad, quieren expresar exactamente lo Incognoscible y el Misterio al que se refería Penzias. Por lo tanto “había Dios”. Él no creó el mundo en el tiempo y en el espacio sino con el tiempo y con el espacio.

¿Qué había antes del antes? Ahora podemos balbucear: había la “Realidad” fuera del espacio-tiempo, en el equilibrio absoluto de su movimiento, la Totalidad de simetría perfecta, la Energía infinita y el Amor desbordante. Ni siquiera deberíamos usar tales nombres, pues los nombres surgieron después, cuando ya todo había sido traído a la existencia. Verdaderamente deberíamos callar. Pero como somos seres hablantes, usamos palabras, aunque no dicen nada. Sólo son flechas que apuntan hacia un Misterio.
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Leonardo Boff

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18 febrero, 2007

las siete dimensiones del universo

De nuevo Yaiza Martínez nos sorprende en Tendencias21 con un interesantísimo artículo donde pone de manifiesto pruebas en la detección de dimensiones adicionales. Y es que un grupo de físicos norteamericanos, analizando los datos de los primeros momentos de la formación del Universo, han detectado huellas de estas dimensiones adicionales.
Para llegar a estas conclusiones han tenido que descifrar la influencia que dichas dimensiones tuvieron sobre la energía cósmica liberada por la violenta explosión que originó el Big Bang, y que virtualmente ha quedado intacta durante 13 mil millones de años.
Estas huellas dimensionales han sido captadas por satélites como la WMAP de la NASA, y han permitido a estos físicos desarrollar a partir de geometrías matemáticas simples, un mapa de energía alternativo en el que las dimensiones extra (según ellos siete en total) se hacen algo visibles.
Aunque los datos obtenidos no pueden considerarse concluyentes, de confirmarse demostrarían la validez de la Teoría de las Supercuerdas, gracias a este metafórico viaje en el tiempo justo al instante posterior al Big Bang.
El método utilizado proporciona evidencias de que se pueden utilizar los datos experimentales de ese momento primigenio del Universo para discernir la naturaleza de estas elusivas dimensiones, ya que el problema de estas otras dimensiones es que son demasiado pequeñas para ser medidas a través de las actuales métodos de observación con las que cuentan los científicos.
La importancia de la Teoría de las Supercuerdas radica en que se espera que explique a la vez todas las partículas subatómicas existentes y que unifique las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza (gravedad, interacción electromagnética, interacción nuclear fuerte e interacción nuclear débil).

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06 enero, 2007

presentación


En las últimas décadas la ciencia ha dado pasos de gigante, se han alcanzado cotas inimaginables de conocimiento en muy poco tiempo. La evolución del conocimiento ha seguido un ritmo imparable y ha hecho que nuestra visión de aspectos del Universo, de la vida, de la mente y de la tecnología cambie radicalmente.
Cara a cara con la vida pretende reflexionar con vosotros sobre el universo que nos rodea desde la conciencia y la inteligencia de los seres humanos, ¿los únicos de este universo?

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